lunes, agosto 31, 2009

Soy Testigo


Soy testigo de tu agua,
rebosando celosa la cúspide de mi boca,
queriendo abarcar cada sequía.

Tu osadía me derrota, lastimando a veces
la necesaria lágrima que brota de mí,
de mi propia y privada agua.

A veces quiero el corazón seco.

A veces quiero la tristeza derramándose,
gota a gota desafiando a la ira.

A veces quiero el deseo recortando la abulia
de un delito que me hizo su víctima.

Soy testigo de tu agua,
pero ¿te has dado cuenta de mi mar?

Debemos Aprender


Debemos aprender de nuestras manos.
Ellas se lavan mutuamente, se abrigan.
Saben exorcizar sus miedos con la alegría de un aplauso.
Aprendamos a rezar como ellas, a aprisionarnos,
sin saber muy bien, porqué la devoción
nos enlaza como si fuesemos uno.

Debemos aprender de nuestros ojos.
A desarmar la claridad del día... a mirarnos.
Debemos aprender a encontrar en la luz de la mañana
el permiso para vernos de verdad.
Debemos aprender de los sonidos que nos llegan.
No podemos percibir todo la música del universo,
pero al menos podemos decirnos lo que sentimos
con palabras que sólo nuestros oídos escuchen.
Debemos aprender...
Aprender de nuestros aromas,
a entender que en el aire somos sólo uno.
Una sola bocanada de fuego con olor a ceniza.
Debemos aprender de nuestros labios.
A degustar sabiamente los sabores que nuestra carne reprime.
A saborear la verdad de un beso sincero que no puede olvidarse.

Debemos aprender.

Naïf


Estoy probando dejar atrás el sabor prohibido de tu boca.
Olvidar la melosa siutiquería de tus labios,
el beso naïf que suele surgir cuando me dices "te amo",
pero me resulta imposible.

Estoy imantado al frutoso y delicado calor de tu entusiasmo.
Me debato incesante entre el poder y la derrota ante tus armas.
Tengo plena certeza de tus actos, pero los míos hace rato dejaron de importarme.

Resulta tan ingenuo este juego y en equilibrio tan precario.
que me cuesta sostenerme sin llorar.
Después de todo, quizás tu boca no es culpable;
talvez tus labios no son tan prefabricados;
y es que tu beso no es tan naïf.
Naïf soy yo,
yo que te pierdo y creo que es pasajero,
que es sólo una tregua, pues volverás a mí.
Sí, naïf es mi boca y mis labios que te dicen adiós,
cuando quien me deja, en realidad, eres tú.

lunes, agosto 10, 2009

Esos Ojos



Tú tenías esos ojos que yo amaba.
Entonces, ¿A dónde se fue tu mirada?

La furia del deseo, vuelta ausencia... me desarmó la boca.
El gesto obsceno, misericorde a veces, impío otras tantas... hoy no consume ni una culpa.
La palabra en la pupila... el mensaje entrecortado al parpadear...
la voz penetrante.

La aridez, los canales que no confluyen a ninguna parte.
La mirada... perdida entre la mala hierba y el corazón destrozado.
La ceguera flagelante que has impuesto a nuestros juegos
no tiene nombre, ni raíz, ni cielo.

Sólo tú con tus ojos semilla. Sólo yo con mis ojos de tierra.
Pero no, ninguno de los dos somos fecunda obscenidad hoy.

Tú, tú tenías esos ojos que yo amaba...
entonces, dime a dónde... ¿A dónde se fue tu mirada?

martes, junio 09, 2009

Uno aprende a no sufrir



Uno aprende a no sufrir por la parafernalia de la vida.
Entiende que la sarta de confesiones, espasmos, tribulaciones... son sólo pasajeros.
Al volver la mirada hacia la niebla, igual se logra visualizar la mierda que dejaste atrás.

No hay miedo, vanidad, ni idolatría que reverbere la paz de la infancia.
No hay mentiras piadosas ni truculencia asesina que nos quite más inocencia de la perdida.

Uno aprende a no sufrir por payasadas.

Que tu mirada que no vuelve,
que tu sonrisa que se apaga... incluso en la memoria.

Uno aprende a no sufrir,
pero es el instinto el que falla tantas veces.