viernes, octubre 27, 2006

Animal Interior




















El animal bajo mi piel
lava sus heridas con saliva y sal.

Al final de la batalla perdió sus garras asesinas y su fuego.

Ya no le quedaban fuerzas para destruir al demonio
que enfrentaba desnudo de fiereza.

El animal interior manifestó su dolor
en cada gesto, en cada zarpazo,
en cada beso compulsivo con la muerte.

Se entregó al miedo
y reveló lo que era:
Un espía del silencio, degustando angustiado el sabor de la derrota.

Cayó la bestia;
cayó el hombre.
En equilibrio precario se quedó el alma...

(Te dejo,
te dejo,
te dejo,
te dejo ir...)

Desvalido, involuntario, gris.
Necesitado más que nunca de su mano,
le dejó ir.

Su risa (mi risa; tu risa) se quedó en cautiverio,
dejando en aquel rostro humano,
sólo vestigios de su triste animalidad.

sábado, octubre 14, 2006

Aunque Me Engañe...
















Cuando el perfume de sus manos abandonó mi piel,
quise no llorar su ausencia, pero
encontré en el suelo tantas formas de sucumbir,
que me quedé tendido sobre mis heridas, mordiéndome los ojos.

¿Cómo me acostumbro a la percepción de no tenerle?

Si me transformé tantas veces en la brisa de su boca exhalada,
en el fuego que en sus piernas se desvestía salvaje.
Si fui tacto en su materia, si olíamos a roca tallada
si supe a luna de ámbar, si mirando conquisté su paisaje...

Su abrazo nocturno me sumía en el sueño más profundo, en el más seguro.
Y aunque ardí en sus manos de maneras tan distintas,
hoy no queda más que la absurda noche sombría que me habita.

Me descubro asfixiado, exhausto, descarnado.

Y es que la violencia desgarradora de su adiós
me dejó en penumbras.

No quisiera terminar deshojando recuerdos,
No quisiera anhelar nostalgias de lo que no fue.
Por eso hoy deshago la madeja del silencio perturbador
que me dañaba el cuerpo y las ganas.

Y así es que hoy ya no lloro tanto solo,
pues ya no tengo tanta rabia.
Y es que ya no me hace tanta falta.

Aunque me engañe, siento que ya no abrazo su perfume...
Se me descolgó su aroma con su partida
dejando una estela cuya presencia
sólo a veces, me roba una que otra lágrima.

miércoles, octubre 11, 2006

¿Qué Fue De Ti?















Se acabaron los tiempos ruidosos y tristes.

La piel quebró sus llagas,
y hoy se abre distinta al beso de otra piel.

La luz dejó su sonido láser.
El mar ya no tortura con su sangre...

La lava no ha vuelto a perseguir a mis pies,
ni yo huyo de ella.

Se acabaron las estridencias,
las lágrimas de lluvia.

El rojo de las manos...
El brillo de la noche que me mira,
ya no asusta.

Soy ave de silencio
navegando desnuda por un aire impregnado de sal...

No me falta el aire,
hoy se acabó la caída.

Desfallezco,
duermo,
con los ojos abiertos entrego esta vida.

Me estremezco en el fin.

Me despido de mí,
pero antes dime...
¿Qué fue de ti?

sábado, octubre 07, 2006

Recreo




















En el recreo de las once, un día me di cuenta de que existías.
Tu cuerpo modificado por el incesante despertar de la vida
se perfumó de historia, se abrió como orquídea, fui abeja en ese contexto.

Quise olvidar las distancias del tiempo,
quise quemar los libros que me prohibían tu mano.
Intenté en mis clases relatar otro cuento,
pero entendí que el dolor era sobrehumano.

La campana te arrancaba de mi ojos,
pero tú delatabas tu interés con una mirada de soslayo antes de partir.
Era evidente que la grieta de un amor profano se abría entre tú y yo.
Y yo quería; Y tú cedías...

Revolvimos las piezas de un juego inclemente.
Nos hicimos víctimas inevitables del desamparo.

¿Quien iba a pensar que al abrir el camino hacia tu boca
iniciaba la ruptura de mis labios...?
¿Por qué se hizo de hielo el calor que tu mirada provocaba?

Te entregué el dolor que llevaba conmigo
y lo maquillaste de risas,
pero te transformaste en sable a fin de cuentas...

Acabó el recreo,
y con él tu promesa de mañana caer a mis pies.
Fue mi cabeza la que cayó en los tuyos...

(He tratado de volver a ti,
he querido que comprendas como existe aún un puente entre nosotros.
Cuando los errores son compartidos
las reparaciones también deben ser mutuas.
Que nadie entienda esto, excepto tú.
Apelo a tu entendimiento de la vida.)

Quiero re-crearme, re-crearte...
que mi rostro y el tuyo se transformen en un lienzo nuevo.
Que suene nuevamente la campana,
quiero entrar contigo a la clase de arte.