Me duele la vida tanto como tu muerte.
Sin un beso...
Sin un abrazo.
Te fuiste de la mano del silencio... sin un adiós.
Me morí a tu lado, junto a tu llanto,
ensordecido por tus lamentos, por las súplicas que el mal no quiso escuchar.
Me perdí en la noche indolente... en las manos de tus asesinos.
Cada golpe, cada insulto... cada mal sentimiento,
me quita algo de humanidad y me lleva a querer voltear la mesa y destrozar el pan...
No me valen las resignaciones, ni la nostalgia.
Me supera el odio, la venganza hoy más que nunca es un deseo.
No me pidan que tenga esperanza, no pidan fe.
No voy a perdonar, no es justo.
Quiero a los culpables frente a mí, con la cara ensangrentada...
Los quiero en el cadalso, con la multitud pidiendo sus cabezas.
No me pidan tranquilidad, no tengo porqué sentir paz.
Me duele la vida tanto como tu muerte.
Sin un beso...
Sin un abrazo.
Te fuiste de la mano del silencio...
perdido entre la brisa...
acariciando la hierba...
desapareciendo como un aroma que el recuerdo siempre tiene.
Voy a respirarte cada vez que te extrañe...
que tu presencia nunca me abandone.