sábado, noviembre 04, 2006

El Ojo De Dios















El azul ceniza de su mirada se posó en mis manos.

En un tiempo remoto en que la cal y el azufre delimitaban terrenos,
el ojo de Dios penetró en mi interior y transparentó hasta mis huesos.

Las agujas de su silencio me clavaron el alma y desangraron mi culpa.

(Sé que desde ese momento el azul de tu ceniza evitó mi mirada).

Quizás todo estaba escrito.

Un hilo de sangre milenario avanzó y estiró sus raíces.
Hoy, era impensable pero tu hilo se cruzó con el mío.

El ojo de Dios todo lo observa, el ojo de Dios está en tu ceniza.

Polvo al polvo.
Sangre de su sangre.
Por los siglos de los siglos.

El ojo de Dios en tu mirada vuelve a ser un peligro.

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