domingo, mayo 21, 2006

El Que Ama Siempre Está Perdiendo















En la rebeldía de tu espalda
olí tu miedo...
y es que el que ama siempre está perdiendo
y lo sabías...

Soltamos la mano del frío
y tras la pausa,
domesticamos las horas.

(Cometimos el error de sujetar con fuerza la arena) .

Nunca quise esto.

Arresté el daño para que no cometiera delitos en ti.
Abrí una tregua entre mis manos y con ellas lavé tu rostro para darle paz,
pero mi mano se soltó del frío...

Entendimos de manera distinta el invierno, la lluvia...
Yo me fabriqué caminos para emprender la vida
y tú esperabas que te recogiera en mi trayecto.
Y ahí te quedaste... en la humedad de la madrugada.

El que ama siempre está perdiendo
y yo lo sabía...

¿ahora entiendes mi partida?

Infame
















No quieras quebrantarme una vez más,
aunque respires sangre por los poros
no seré tu salvación.

Es cierto que llegué a tus manos convertido en sombra,
que me sobraban cicatrices
y que el silencio era mi voz,
pero fuiste infame...

No quieras doblegarme,
por más que sigas dedicando derrotas en mi piel
no seré la víctima de tu mano despiadada.

Es verdad que descubriste con dardos mi agua estancada...
que a borbotones tomé otra belleza después de ti
y el canto del aire fue mi nueva voz,
pero fuiste tan infame...

¡No te lavaré los pies!
¡No lo haré otra vez!
porque destrozaste los míos...

Sé que mis pies son culpables de venir andando y renegando pasos,
pero los tuyos pisotean.
Dejan rastros, huellas, residuos
que queman la arena que se queda tras de ti.

No voy a creer en tu venida.
No voy a poner mi fe en tu resurrección.
¡No creo en tus estigmas!
¡No creo en tu dolor!

Crucificaré mis propias manos y mis propios pies,
clavaré una lanza a mi costado,
incluso dudaré...
pero no pediré que te perdonen
porque estoy seguro de que sí sabías lo que hacías...

Ese es el precio de tu infamia.

martes, mayo 16, 2006

Vulnerables















- ¿Fui feliz?
- Claro que lo fui.
- ¿Hasta cuando fui feliz?
- Hasta que me di cuenta de que no lo era realmente,
que sólo tenía la idea de que lo era...

La felicidad me es extraña ahora.

Todos somos extraños,
la extrañeza es la revelación.

Estamos más propensos al daño,
el que no lo note solo vive como animal
durmiendo, comiendo, soñando.

Yo vivo alerta al daño,
pues su garra me rozó la piel tantas veces...

Somos vulnerables.
¿Quién puede negarlo?
La máscara, el simulacro, también son parte del daño.

No te engañes.

No comas de su mano.

Tu Dios No Es Mi Dios




















Deja atrás tus súplicas de fuego...
el agua maldita con que intentas limpiarte.

Deja tus jadeos eternos... tu sudor de azufre.

El sacrificio de tu sangre no purga los demonios que dejaste en mí.

Deja tus caderas en paz,
tu dios no es mi dios.

No quieras comulgarme a besos,
ya tu saliva no alcanza para lavar los pecados del mundo.

En la república de mi boca gobierna otra voz.

Abandona tu postura de clérigo arrogante...
la vida eterna no está a tu lado.

El sacrificio de mi sangre me enseñó a hablar... y aprendí.
Y es que el que intenta enseñar siempre termina aprendiendo.

Deja tus jadeos en paz,
ya no me rindo ante ellos.
Tu dios ya no es mi dios.

Cuando me sobre tu herida, inventaré la sal.

Y Yo Te Creía















Desgranando mi historia en ti,
descubrí fragmentos de una comunión inconclusa.

Página a página hallé las pistas :

labios falaces rompiendo silencios,
ojos fugaces humedecidos en vano.

La cara de un ángel desprovisto de alas
irrumpía celosa en la letra...

Y yo le creía...
yo le creía.

Seguí el argumento fiel al pacto que habíamos firmado...
yo te leía y tú me decías (y yo te creía...)

Decías que íbamos a subir la cuesta,
que miraríamos desde arriba
que buscaríamos el lugar exacto
en el que construiríamos nuestra casa...

No quería hacerlo solo...
no quería.

El prólogo prometía,
pero el papel soporta tanto...