Al filo de la navaja conversé tu nombre y el mío
y el equilibrio precario en que nos mecímos provocó cientos de heridas
tan certeras en mi piel...
Me penetraste insensible con la misma daga con que afilaste mis sueños
y me desangré incesante hasta convertir mi sangre en un riachuelo de despechos...
Todo el tiempo fuiste tú... todo el tiempo fui yo.
¿Cómo se puede vivir dando tumbos asesinos a diestra y siniestra;
atacácandole la sombra a quien te entrega lo que no le sobra?
Nos enlazamos de pies y manos;
rompimos los pliegues que escondían nuestras llagas...
quedó al descubierto una mentira tan profunda
como la grieta que hoy produces en mi carne.
Tu boca fue una puñalada;
tu aliento el veneno que me robó las ganas.
Nessy dijo...
ResponderBorrartambien me encanto esto que escribiste...
tienes una fan aqui em portugal!
Besos
Foto de Daniel Gonzalez Muniz
ResponderBorrarextraida de http://www.flickr.com/photos/danielmuniz/224331616/
Foto en revision