sábado, enero 21, 2006

Perverso




















Miré hacia todos lados y cuando te vi en plena soledad, en plena indefensión, vulnerable a mis tactos... me volví perverso.

Perversión eran mis ojos respirando en tu piel; perversión, mi olfato reconociendo territorios donde implantar la batalla por el placer que me provocan tus aromas... Todo yo era perversión.

Tu mirada me pervirtió... tus deseos brotando como chispazos de un fuego que ardía primitivo en cada una de tus pupilas...

La carne se me abría desquiciada... quería cubrirte por doquier... quería entregarse desnuda a un encuentro explosivo...

Fuegos de artificio no eran, eran naturales, perversamente nativos de un sitio recóndito en que tú y yo siempre aparecemos...

Nadie más sabe de aquel lugar... y así es mejor... así no tienes salida, así no recibes ayuda de nadie...

Así te pervierto y veo en tu mirada la misma perversión que nace de mí...

Aprenderás... lo juro.

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