Presagios de un clima aterrante se cuelan imprecisos por las grietas de un umbral desnudo... Parece mentira que tras esta calma de muertos venerados se esconda una saga de labios asesinos... Presagios, conspiraciones... El mar se transforma en una mueca... fragor de la batalla que acecha... Existen lluvias recíprocas que empañan los gritos del cielo y de la tierra, que apagan sus llantos... se defienden mutuamente. Existen recuerdos que añoran la liviandad del olvido... la certeza del silencio. Y, sin embargo, no hay clarividencia capaz de acabar con este espanto. Daños, presagios... Se acerca el canto de sirenas suicidas... el sol se alimenta de las sangre en tus venas... se come tus manos... La sangre se vuelve una víctima... amante inequívoca de este placer psicópata. |
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